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Construcción naval fenicia. El pecio “Mazarrón-2”.

Que los fenicios eran unos navegantes insuperables es algo que nadie cuestiona, desarrollaron naves para distintos fines,  los “gaulos”   para el transporte de mercancías a larga distancia y los “hippoi” como naves de guerra, sin embargo también construyeron naves más ligeras para el cabotaje, su legado marinero y su forma de construir ha pervivido en muchos barcos tradicionales de pesca a lo largo de todo el Mediterráneo. De origen fenicio serían, a modo de ejemplo, el “luzzu” maltés o el “llaüt” mallorquín

ARQUA. Obra inspirada en los barcos fenicios y suspendida del techo.

Pues bien, en Cartagena y concretamente en el ARQUA (Museo Nacional de Arqueología subacuática) podemos encontrar una reconstrucción de dos barcos fenicios, el “Mazarrón-1” y el “Mazarrón-2”, los cuales serían los antecedentes de dichas naves, además de ser los barcos más antiguos conservados de entre los excavados arqueológicamente ya que ambos están datados en el I milenio a.C. nada menos.

Imagen de Mazarrón-2 tras añadirle su vela.

DESCUBRIMIENTO.

Tanto “Mazarrón-1” como “Mazarrón-2” se encontraron en la denominada “Playa de la Isla” de Mazarrón (Murcia), el primero de ellos a tan sólo 50 mts de la playa y 2,5 mts de profundidad. Por desgracia de este sólo se han podido recuperar la quilla, con casi cuatro metros de longitud, parte de una de las bordas y los restos de cuatro cuadernas unidas a nueve fragmentos de tracas. Nada que ver con su hermano gemelo, “Mazarrón-2”,el cual fue hallado prácticamente completo. Para su estudio y conservación se diseñó, por vez primera, una especie de sarcófago metálico, siendo excavado en su totalidad entre 1999 y 2001.

CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS.

“Mazarrón-2” es un barco construido totalmente de madera, en el se han utilizado varias técnicas, como las denominadas “a casco” y “a tope”, estando las tracas unidas a la quilla y entre sí mediante la técnica del “cosido”. El sistema romano conocido como “rayo de Júpiter” fue el utilizado para unir la roda, el codaste y la quilla. Sus dimensiones  abarcan 8,10 mts de eslora por 2,25 de manga. sin duda se trataba de una nave propulsada a vela ya que en su parte central se encuentra una sobrequilla con la carlinga del mástil. Otros elementos conservados son 5 baos completos y parte de la tapa de regala.

Estructura de Mazarrón-2. Negueruela, I. Ilustración del catálogo del ARQUA

Para su construcción se utilizaron distintos tipos de madera, las tracas se obtuvieron del pino carrasco, mientras que para la quilla se prefirió el ciprés, las espigas y clavijas de unión se sacaron de los olivos y unas simples ramas desbastadas de la elástica higuera se destinaron para las cuadernas. Así mismo también se encontraron restos de cabos de distintos grosores, todos hechos con esparto, uno de ellos todavía conservaba un típico nudo marinero de azocar.

Ancla completa con su estacha.

Particularmente interesante es el hallazgo junto al pecio de un ancla completa con su estacha, hasta ahora las anclas encontradas estaban hechas con una piedra labrada y sujeta a un cabo.

CONTENIDO.

En su interior se encontraron un cargamento completo de mineral de plomo en  forma de “tortas”, una espuerta tejida con esparto con un asa transversal de madera,  un molino de mano y un ánfora del tipo Trayamar-1

Cargamento de “tortas ” de plomo y molino de mano sobre los abarrotes.

INTERPRETACIÓN.

Tanto Mazarrón-1 como Mazarrón-2 pudieron formar parte de una flotilla dedicada al transporte de mineral extraído en la península, posiblemente naufragaron cerca de la costa al intentar refugiarse de una tormenta.  Concretamente Mazarrón-2 significa la constatación de la vía marítima relacionada con la explotación fenicia de metales como el plomo y la plata por parte de este pueblo, también es relevante el conocimiento que aportó su estudio sobre la construcción naval, el sistema de estibado y abarrotado e incluso sobre la propia vida a bordo. La existencia de un molino de mano (constituido por dos piezas, la “muela” estática y la “maja” móvil) para moler el grano con movimientos de vaivén y una espuerta de esparto (supuestamente para contener alimento como trigo o aceitunas) indican claramente su uso por los propios navegantes que se hallaban a bordo en el momento del naufragio.

Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.

LOS HIPOGEOS FENICIOS DE “BARIA”.

Los fenicios fundaron la colonia de Baria, la actual Villaricos (Cuevas de Almanzora, Almería) allá por el siglo VIII a.C., formando parte de las numerosas fundaciones que podemos encontrar en esa época a lo largo de todo el litoral andaluz. Su ubicación responde al modelo conocido como “paisaje fenicio”, es decir localizaciones favorables para el acceso marítimo (pequeñas bahías o islas cercanas a la costa), de fácil defensa (islas o promontorios costeros) y con buenas comunicaciones hacia el interior (cursos fluviales navegables).

Baluarte defensivo del siglo XVIII junto al yacimiento.

Pues bien, Baria contaba con todo esto, un buen puerto, colinas cercanas al mar y un río (Almanzora) y además, buena pesca para la industria de la salazón y el garum. Por si esto fuera poco, la cercana Sierra Almagrera proporcionaba galena argentífera (mineral del que se obtiene el plomo y la plata) y minerales mena de hierro. Fue precisamente esta riqueza mineral la que muchos siglos después (s.XIX) atrajo la atención de compañías mineras extranjeras. Uno de sus ingenieros, Luis Siret, de origen belga, sería el gran descubridor de Baria y de muchos otros enclaves arqueológicos de la provincia de Almería. Esta gran riqueza ha sido la causa de la prolongada ocupación de este rincón almeriense durante tantos siglos. Es de reseñar que ya antes de la llegada de los fenicios existió un asentamiento íbero,  el cual coexistió pacíficamente junto a los nuevos colonos.

Vista general de los hipogeos.

De especial relevancia fue el descubrimiento de una necrópolis con unas 2.000 sepulturas y unos 50 hipogeos, los cuales abarcan un período de tiempo que va desde la época fenicia hasta la tardorromana, aunque la inmensa mayoría se adscriben a este primer momento. Hace ya varios años que estuve allí, cuando la protección y puesta en valor de dichos hipogeos no era la más deseable pese a que en opinión de muchos especialistas la necrópolis de Baria y su ciudad en conjunto podían convertirse en un magnífico reclamo turístico (hay que tener en cuenta, por ejemplo,  que Vera se encuentra a muy pocos kilómetros de Villaricos) y por lo tanto un elemento generador de riqueza para la zona. Hoy día aunque los hipogeos se pueden visitar, Baria sigue siendo una gran desconocida para los aficionados a la Arqueología y la Historia.

Hipogeo restaurado en el que se aprecia la piedra para cerrarlo.

 

Entrada de un hipogeo con acceso en rampa.

Bueno, a ver si me centro y os hablo ya de la necrópolis, porque de la ciudad de Baria quizás nos ocupemos en un futuro ya que hay mucho para contar. Pues bien, como os venía diciendo, de la necrópolis de Baria han quedado cinco hipogeos, sobre los cuales se ha actuado  para restaurarlos y conservarlos como se merecen. ¿Qué es un hipogeo?, vale, vale, lo explico para que no haya dudas, un hipogeo es una estructura artificial y subterránea excavada en la roca donde se depositan los restos de uno o varios difuntos junto con sus ajuares funerarios, suelen estar cerrados por grandes piedras u “ortostatos” que pueden adoptar diversas formas, desde casi circulares hasta cuadrangulares. Los ajuares que se encuentran en su interior están relacionados, como cabría esperar, con las creencias religiosas, incorporando elementos simbólicos relacionados con la vida. Especialmente relevantes fueron los hallazgos, en gran cantidad, de huevos de avestruz pintados o grabados (dedicaremos un post a estos en otro momento), cerámica, objetos de metales preciosos (anillos, etc.). En la entrada de los mismos se encontraba un “cipo” o “estela” con inscripciones relativas a los difuntos que ocupaban  los hipogeos. Los hipogeos se excavaron sobre la roca existente, esquistos (roca parecida a la pizarra y con la que se confunde a menudo), la cual es relativamente fácil de trabajar debido precisamente a la “esquistosidad” (disposición de la roca en planos más o menos paralelos). Su estructura contaba con un acceso, a modo de pasillo al aire libre, bien como simple rampa o bien con escalones, el cual desembocaba en la cámara funeraria. Dicha cámara tenía una altura media de 1,8 mts y una anchura variable, llegando en alguna ocasiones a ser de más de 3 mts, además contaba con un banco o nicho tallado en la piedra donde se depositaba el inhumado y su ajuar. Los hipogeos rehabilitados se encuentran en el mismo flanco de un pequeño barranco que desemboca en otro mayor, el cual se orienta buscando el mar. Naturalmente los ocupantes de estos hipogeos eran personajes de alto rango que gustaban de joyas y de la fina cerámica griega, con la que probablemente ellos mismos comerciaban. En espera de que Baria reclame su puesto como enclave arqueológico singular que es  y podamos ver su ciudad romana y cartaginesa, os animo a que por lo menos visitéis la necrópolis y sus hipogeos, aquí os he dejado algunas imágenes de lo que podréis ver. #Arqueosaludos.