LA FLOTA DE AKROTIRI.

Al sur de la volcánica isla de Santorini o Thera, una de las islas más singulares del archipiélago cicládico heleno, se encuentra el yacimiento minoico de Akrotiri.

Fresco de la “Flota de Akrotiri”. Wikipedia.

 Este yacimiento, cuyo nombre real se desconoce, ha tomado prestado su denominación actual de la localidad más cercana al mismo. Dicho enclave es, junto con Cnossos (Creta), el origen del mayor número de pinturas al fresco de esta antigua civilización del Egeo. Todos estos murales pictóricos se encuentran repartidos entre los museos de Atenas, el prehistórico de Santorini y el arqueológico de Heraklion (Creta). Del conjunto de obras, una de las más espectaculares y relevantes por la gran calidad artística  y por la variada información  que proporciona es el denominado “Fresco de la Flota de Akrotiri” o simplemente “Fresco de los barcos”.

Durante las excavaciones en Akrotiri de la denominada Casa Oeste, aparecieron unas paredes, en el interior de la vivienda, ricamente decoradas con pinturas al fresco de temas marinos. En una de estas paredes se aprovechó el espacio existente entre el techo y las ventanas, de tan sólo 36 centímetros de alto, para pintar una magnífica escena a lo largo de 16 metros, en la que se podía apreciar, al menos, dos ciudades al borde del mar, un número importante de barcos, delfines y otros animales y plantas terrestres, además de numerosas figuras humanas, tanto embarcadas como en tierra firme. Es de destacar que en otro ángulo de la misma estancia se encontró otro importante fresco conocido como “Los pescadores”.

Fresco de los “Pescadores”. Wikipedia.

El “Fresco de la Flota de Akrotiri”, está datado en la Edad de Bronce, concretamente los arqueólogos la han ubicado en el Cicládico Reciente I, equivalente al Minoico Reciente IA, es decir, entre el 1600 y el 1530 a. de C.

Parece ser que la principal técnica empleada para su realización fue la del “fresco”. Esta técnica consiste en aplicar un enlucido húmedo a base de cal sobre la pared lisa, para aplicar directamente y en mojado los diferentes pigmentos. Igualmente, para algunos detalles se utilizó la técnica “al secco”, en esta ocasión los colores se aplican con la pared ya seca. Una tercera modalidad fue la del “fresco secco”, consistente en volver a humedecer el enlucido con una lechada de cal y proceder a pintar seguidamente. En lo que se refiere a los colores utilizados debemos decir que presenta poca variedad, tenemos el blanco, el negro, el rojo, el azul claro y el ocre anaranjado. Todos ellos de origen mineral y obtenidos a partir de óxidos de varios elementos como el calcio, el cobre o el hierro.

Detalle del fresco de la “Flota de Akrotiri”.

 Este fresco es de gran interés para la arqueología en base a la gran cantidad de información que nos aporta y que podríamos clasificarla de la siguiente manera:

Mapa de Thera.

a) Información geográfica. Está claro que nos encontramos con una serie de ciudades situadas en la orilla del mar, especialmente relevante es la que aparece a la izquierda de la obra. Algunos autores han interpretado esta parte como una ciudad sobre un delta (quizás influenciados por los vínculos que con el delta del Nilo tuvo la civilización minoica), basándose en la disposición de varios canales de agua alrededor de la urbe. No obstante, en mi opinión, podría tratarse de la propia isla de Thera en un momento previo a la erupción volcánica que la destruyó parcialmente y que, en aquellos tiempos, debió contener una isla en su interior, es decir, una isla dentro de otra isla, pero abierta en uno de sus lados hacia el mar. Hoy día el lugar de esa isla central estaría ocupado por dos islotes más modernos denominados Nea Kameni y Paleo Kameni, el primero de ellos es donde actualmente se manifiesta la actividad volcánica de Thera.

En el otro extremo de la obra aparece otra ciudad cuya principal característica es la de poseer un puerto y en el que se aprecian varias embarcaciones de pesca.

b) Información arquitectónica. Las ciudades aparecen construidas con edificios similares a los de Akrotiri. Se trata de casas de varias plantas levantadas con hiladas de sillares, a veces enlucidos, las cuales se disponen adosadas unas a otras. La estructura general es adintelada o arquitrabada, en la que no existen los arcos y las cubiertas son planas a modo de terraza. En el mural sobre estas terrazas hay numerosas personas que se asoman para asistir  al desfile naval.

Edificios de varias plantas en Akrotiri.

c) Información naútica. Son numerosas las naves que aparecen (al menos once), entre ellas al menos podemos distinguir cuatro tipos. El primero se correspondería al modelo más sencillo, una embarcación pequeña y movida a remo con solo dos ocupantes, se trataría de una barca de pesca simple. Otro modelo, de mayor tamaño, aparece ocupado por unos diez remeros más un timonel, lo más característico es una especie de cubierta o “toldilla” que les protege del sol. Un tercer modelo, similar al anterior, pero mucho más grande, posee hasta cuarenta y ocho remeros bajo la “toldilla” y su correspondiente timonel. Además, la parte de popa va equipada con un “castillete”. En este caso su sistema de propulsión es mixto (remo-vela) a juzgar por el mástil central y la vela recogida sobre la “toldilla”. Un cuarto modelo aparece con una vela cuadrada totalmente desplegada y poca tripulación a la vista, quizás un barco de transporte de mercancías. Es el tercer modelo descrito el que ha servido para intentar recrear una nave minoica, como ejercicio de arqueología experimental, fue bautizado como el “Minoan” y se encuentra en el puerto de La Canea (Chaniá) de Creta.

El “Minoan” navegando. Wikipedia.

d) Información zoológica y botánica. Sobre la parte superior de la isla, en la parte izquierda de la composición, se observa una pareja de ciervos y un gran felino que les está dando caza. Igualmente aparecen varios árboles y flora más propia de Egipto como palmeras y papiros.

Naturalmente existen muchos otros frescos minoicos con mayor o menor grado de conservación, pero probablemente hasta el momento presente ninguno aporte tanto al conocimiento de la vida de este pueblo como el “Fresco de los barcos” de Akrotiri. Por cierto, en otra ocasión os hablaré de este sorprendente yacimiento que sorprende por su avanzado urbanismo. Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.

LOS HUEVOS DE AVESTRUZ EN LA CULTURA FENICIA Y CARTAGINESA.

Huevo de avestruz decorado procedente de Ibiza.

Hola a tod@s! Ya va siendo hora de retomar las publicaciones. En primer lugar debo de excusarme por mi larga ausencia, no ha ocurrido nada grave, más bien todo lo contrario. Una parte importante del tiempo en el que el calendario no ha sumado ni un día en negrita lo hemos dedicado a visitar nuevos museos y yacimientos arqueológicos, a viajar,  a leer y a estudiar (¡también a trabajar, no soy un noble decimonónico rico y aburrido como podréis suponer!). Resultado de todo esto será una serie de nuevos posts que espero que os agraden. Sin más preámbulos…marchando una de huevos!!

Los huevos de avestruz decorados.

Cómo ya imaginaréis los huevos de avestruz en la antigüedad constituían un auténtico objeto de lujo que no estaba al alcance de cualquiera, había que traerlos desde muy lejos, desde África, el único lugar dónde existían avestruces (no como hoy en día que es más fácil encontrar un avestruz africano que un lince ibérico). Su comercialización compartía las mismas rutas que, desde el corazón de África, proveían de otros productos valiosos como fueron el oro o la sal. La utilización de los huevos de avestruz, o más concretamente de su espesa cáscara, es antigua, al menos desde el Neolítico se ha documentado su existencia dentro del registro arqueológico bajo diferentes formas, quizás la más sorprendente sea su uso como punta de flecha. Sin embargo, si existe una cultura en la que las cáscaras de huevo de avestruz han alcanzado un nivel de representación, simbología y decoración sin precedentes, esta es sin duda la correspondiente al mundo fenicio-púnico.

La decoración y el labrado.

Dentro del mundo fenicio y púnico o cartaginés se han encontrado básicamente dos tipologías en cuanto a la forma de utilizar las cáscaras de estos huevos. La primera de ellas está claramente orientada a un uso como recipiente y por lo tanto comporta en muchas ocasiones la cáscara completa o bien una merma de la misma que puede llegar hasta dejarla en tan sólo un tercio del volumen total aproximadamente. La otra implica el uso de una fracción de la cáscara, generalmente irregular.

Dentro de la primera tipología encontramos varias posibilidades, la denominada “Forma I” se corresponde a una cáscara completa en la que se ha practicado un orificio en uno de sus polos, la “Forma V”  sería igual pero con ambos polos perforados y la “Forma VI”  sería la que presenta un único orificio, de mayor tamaño y en uno de sus polos,  que sugiere la existencia de otro elemento a modo de tapón.

Aquellos casos en los que falta la parte superior se denominan “Forma II”, de ésta existen a su vez tres variantes: “Forma II-A” (presenta un borde liso o biselado), “Forma II-B” (cuyo borde se ha recortado en forma de dientes de sierra) y “Forma II-C”  ( el borde aparece con una serie de pequeñas entalladuras tal y como podéis ver arriba).

La “Forma III” es fácil de reconocer por su forma de cuenco y la “Forma IV”  también en forma de cuenco, pero con su único polo perforado.

Por último, la llamada “Forma VII”, tal y como se aprecia en la parte superior se define como un fragmento, generalmente irregular, de la propia cáscara del huevo en la que aparecen dibujadas pequeñas máscaras.

En la mayoría de los casos las cáscaras aparecen con sus superficies decoradas en color rojo ( aunque también existen en color ocre, azul grisáceo/verdoso o negro), el cual destaca mucho sobre el fondo , cuyo tono puede variar del blanco al ocre, pasando por el marfil. Las decoraciones aparecen bajo la forma de composiciones ordenadas de forma vertical u horizontal, en muchos casos formando metopas delimitadas por motivos geométricos. Aparecen motivos animales, pero principalmente vegetales como la “palmeta griega” (con un número de palmas que oscila entre 8 y 16) que mostramos abajo.

              Palmeta griega.

 

También son muy comunes las “rosas de ocho pétalos” que reproducimos a continuación.

Rosa de ocho pétalos.

La “flor de loto”, motivo muy atractivo, es también profusamente representado.

             Flor de loto.

Igualmente aparecen todo tipo de “flores”  en distintas etapas (cerradas, entreabiertas o abiertas totalmente). Hemos escogido la siguiente a modo de ejemplo.

 

Flor entreabierta.

 

Hallazgos en la Península Ibérica. Algunos ejemplos.

Aunque este tipo de objeto arqueológico es sumamente frágil y delicado (en muchos yacimientos a lo largo de todo el Mediterráneo se encuentran reducidos a polvo) se han hallado en nuestra península más de 800 de estos huevos, únicamente en las necrópolis asociadas a la ciudad de Baria (Villaricos, Cuevas de Almanzora. Almería) se han documentado más de 700, muchos de ellos en el interior de los hipogeos de su necrópolis, de la que ya hablamos en el post “LOS HIPOGEOS FENICIOS DE BARIA”

Estos huevos aparecieron depositados sobre un banco tallado  en la piedra en el fondo del hipogeo junto a otra serie de objetos pertenecientes al ajuar funerario.

 

Huevo perteneciente a la necrópolis de Villaricos.

Otro lugar  en el que se han recuperado estas piezas ha sido en la necrópolis fenicia del Cerro de San Cristóbal en la localidad de Sexi (Almuñécar, Granada). Esta necrópolis se caracteriza por estar compuesta por una serie de enterramientos denominados “tumbas-pozo”. Esta necrópolis está compuesta por una serie de pozos excavados en la ladera de una colina  con una profundidad  de 3 a 4 metros con nichos laterales. En su interior se colocaron urnas de alabastro conteniendo los restos del difunto, quedando estas cavidades selladas con lajas de piedra.

Espero que os haya gustado.

#Arqueosaludos.

 

 

LA CAJITA DE SAN ISIDORO.UNA RELIQUIA VIKINGA EN ESPAÑA.

Los historiadores consideran el ataque que tuvo lugar el 8 de Junio del año 793  al monasterio de Lindisfarne en Northumbria  (R.Unido) como el inicio de la “Era Vikinga”, la cual abarca desde finales del siglo VIII hasta el siglo XII. Esta primera incursión les resultó bastante provechosa según cuentan las crónicas (objetos de culto de oro y plata, esclavos, etc.) y seguramente el hecho de la poca resistencia que debieron encontrar ,tratándose de monjes , fue un elemento que alentó este tipo de ataques. Tanto es así, que con el paso del tiempo y debido a los numerosos saqueos de monasterios y villas, en las iglesias se popularizó la plegaria en latín “A furore normannorum libera nos, Domine” que viene a traducirse como “De la furia de los hombres del norte líbranos, Señor”. La Península Ibérica no fue una excepción en lo que se refiere a los saqueos vikingos, sufriendo hasta cuatro oleadas de ataques con diversa duración e intensidad; la primera hacia el 844, la segunda entre el 858 y el 861, una tercera desde el 966 hasta el 971 y la última cuyo comienzo se estima en el 1008. Por otra parte, el final de la “presencia vikinga” en nuestra península se considera (según la mayoría de autores) hacia el 1066, año de la conquista de Inglaterra por el duque de Normandía (descendiente del vikingo danés Rollón, conquistador de Normandía). Teniendo en cuenta que estas gentes del norte habían venido a “llevarse” y no a “traernos” es lógico que los restos de su cultura material conservados en nuestro país sean escasísimos. Una excepción es la pieza que os voy a comentar seguidamente en esta publicación, se trata de la denominada “Cajita de San Isidoro”.

El objeto en cuestión es en sí una pequeña obra de arte, de tan sólo 44 mm de altura y 33 mm de diámetro. Está realizada sobre asta de ciervo y tiene la forma de una cajita cilíndrica con un prominente saliente en uno de sus extremos. Sus paredes están caladas y sus extremos se encuentran cerrados con tapas metálicas. La de menor tamaño es circular y se encuentra fijada con remaches, mientras que la mayor  posee forma ovalada y aunque actualmente presente una bisagra, en su origen debió ser también una tapa fija según se deduce de la existencia de perforaciones donde se habrían alojado los antiguos remaches. De todo esto  se deduce que se trataba de una cajita cerrada de manera hermética. Es de destacar, por otra parte, que ambas tapas también se encuentran caladas, formando una decoración similar a la del cuerpo de la caja pero con una factura más sencilla.

Sin duda alguna la decoración de esta pieza es lo más espectacular que observamos. Se trata de un motivo animalístico en el que se entrelazan de manera compleja las figuras de hasta ocho animales diferentes. El animal principal de la composición es un ave de presa cuya cabeza aparece como un prominente reborde de la parte inferior de la cajita. Por sí misma esta obra es un resumen de los tres estilos artísticos que dominaban el arte escandinavo por aquella época. Por un lado el denominado “Estilo Borre”, el cual se ve reflejado en la cabeza y las alas del animal central de la composición: la cabeza vuelta hacia atrás 180 grados y las alas y patas definidas mediante espirales. El “Estilo Jelling” aparece en la tendencia a la simetría y la complicada trama de entrelazamientos de las distintas figuras. Por último, el denominado “Estilo Mammen” se ve reconocido en algunas zonas del cuerpo acabadas a base de puntos y en los extremos de patas o colas rematados con diseños vegetales.

 

La  “Cajita de San Isidoro” se encuentra, ironías del destino, en el museo de la Colegiata de San Isidoro de León, actualmente denominado “Museo panteón de San Isidoro de León” y lo digo porque ya resulta extraño que un objeto vikingo haya acabado en un templo cristiano, de los que habitualmente eran profanados por los vikingos.

 

La siguiente cuestión que se nos plantea es precisamente cómo acabó semejante pieza en un templo cristiano del románico tan alejado de la costa. Responder a esta pregunta no es fácil y aquellos que han estudiado este objeto proponen varias alternativas. Una de ellas sugiere que pudo ser arrebatada a algún componente de las incursiones vikingas que atacaron el noroeste peninsular durante las oleadas anteriormente comentadas y llevada hasta la corte leonesa. Menos probable, en mi opinión, aunque no descartable, es que fuese la obra de algún vikingo hecho prisionero durante estas incursiones, quizás algún danés. Otra teoría, en relación con el punto estratégico que representa León dentro del “Camino de Santiago”, propone que algún peregrino camino de Santiago la donase a la Colegiata como acto de devoción. Una última teoría defiende la posibilidad, dada la “afición” que existía durante la Edad Media de coleccionar reliquias y restos de santos, que dicha cajita fuese llevada hasta León como portadora, precisamente, de una importante reliquia, quizás procedente de Irlanda o Inglaterra, donde los asentamientos vikingos fueron numerosos y entre los que destacaron Dublín y Yorkvik o quizás más correctamente Jorvik.

 

La ausencia de piezas similares a la “Cajita de San Isidoro” hace muy difícil determinar con qué propósito fue creada. Evidentemente su utilidad primitiva no debió ser la de conservar reliquias cristianas pues en su factura no existe ningún elemento que corresponda a una simbología cristiana. Así pues, es mucho más probable un uso pagano, quizás como contenedor de un amuleto o bien como recipiente de alguna sustancia sólida que desprendiese olor (al estar calado permitía la circulación del aire en su interior), en ambos casos y debido a su tamaño se habría podido portar como un colgante. En definitiva, todo son hipótesis y pocas certezas.

La “Cajita de San Isidoro” es importante por muchas razones. La principal es que se trata de una de las poquísimas piezas del Período Vikingo que existen en la Península Ibérica. Igualmente remarcable es su calidad técnica y artística, sin obras semejantes conocidas,  ya que es la única pieza en marfil, hueso o asta con un diseño en “calado” que se conoce. Por último destacar su excelente estado de conservación. Espero que os haya gustado.

#Arqueosaludos.

 

LOS BAÑOS ÁRABES DE “EL BAÑUELO”.(Granada).

El río Darro separa la colina de la Alhambra del antiguo barrio de los “Axares”.

Verdadera joya arqueológica y una de las construcciones más antiguas de Granada, estas son las características más significativas de los antiguos baños árabes o “hamman” que actualmente se conocen como “El Bañuelo”. Esta construcción se encuentra en una de las principales calles de época islámica, la Carrera del Darro. Hoy en día es una de las más visitadas y concurridas, su trazado corre paralelo al río Darro (en árabe “wadi Hadarro”) y está dominada por la imponente figura de la Alhambra. Es de destacar que esta importante vía además de los mencionados baños públicos albergó numerosos palacetes árabes y otros singulares edificios públicos como fueron el “Maristán” u hospital o la “Ceca”  (Casa de la moneda de los reyes nazaríes), esta última destruida, por desgracia, en 1843.

Vista lateral de la sala central.

Tras la conquista cristiana muchos edificios fueron demolidos para levantar nuevas casas o conventos, mientras que las mezquitas eran consagradas al culto cristiano. Los acuerdos o “capitulaciones”, rubricadas para la entrega de Granada a los ejércitos de los Reyes Católicos, estipulaban el respeto a los usos y costumbres de los vencidos, cosa que no ocurrió. Entre los muchos atropellos que sufrió la antigua población árabe estuvo el vetarles el uso de los baños, que según el propio Hurtado de Mendoza eran “su limpieza y su entretenimiento”. Es más, no contentas con dicha prohibición, las nuevas autoridades gubernativas mandaron que las “Justicias” hiciesen derribar todos los baños artificiales. Sin duda debieron de tener mucho trabajo, porque se sabe que en toda la ciudad hubo numerosos edificios de esta clase. A modo de ejemplo diremos que tan sólo  el recinto de la Alhambra (cuya población se estima entre 1500 y 2000 habitantes) contaba con no menos de una decena de estos edificios, de entre ellos dos o quizás tres tenían carácter público y prestaban servicio a la guarnición asentada en la Alcazaba, a los artesanos que allí vivían y por supuesto al personal de servicio adscrito a los palacios nazaríes. Dentro de la parte noble del recinto alhambreño se conserva el denominado “Baño del Palacio de Comares”, del cual quizás hablemos en un futuro, pues su encanto merece una publicación aparte.

A principios del siglo XIX, concretamente en 1910, el erudito granadino L. Seco de Lucena publicó una magnífica obra, en mi opinión de las mejores para conocer los vestigios actuales de las construcciones árabes de la ciudad del Genil, titulada “Plano de Granada Árabe”. De esta obra conservo un ejemplar facsímil adquirido en una Feria del Libro hace más de 25 años y sobre el que de vez en cuando vuelvo para seguir aprendiendo. Pues bien, en la mencionada obra estos baños recibían el nombre de “Hamman el Geuza” o lo que es lo mismo “Baño del Nogal”, ubicándolo en el barrio de los “Axares” (palabra que podemos traducir como “salud” o “deleite”), como consecuencia de todo esto también serían conocidos como los “Baños de los Axares”.

Bóveda con claraboyas de la nave central.

En lo que se refiere a su construcción, podemos decir que data del siglo XI (lo cual lo convierte en uno de los edificios más antiguos de la capital nazarí) y que se llevó a cabo utilizando los tradicionales ladrillos macizos árabes cementados con argamasa. Los materiales nobles, básicamente mármol, se reservan para el suelo y las columnas. Según la tradición el mármol se trajo de la localidad de Loja, donde todavía hoy en día se extrae de sus canteras este material ornamental (algunas variedades son muy apreciadas, como el “ambarino” o el “crema Loja”).

Nave lateral con bóveda de medio cañón.

El edificio en sí se articula en torno a una gran sala central, de forma cuadrada y de unos 10 metros de lado, cuyo techo tiene forma de bóveda esquifada con numerosas claraboyas de distintas formas que facilitan la entrada de la luz como si lo hiciera a través de un tamiz, consiguiendo el efecto mágico y casi instantáneo de inducir a la relajación de cuerpo y alma. Dos naves laterales se disponen simétricas a ambos lados de la sala principal, estas habitaciones son más estrechas pero igual de largas que la estructura central. Toda la obra se sustenta sobre gráciles columnas de mármol, sin basamento y de fuste corto, tal que parecen estar “clavadas” en el suelo, estando adornadas con capiteles finamente labrados.

Capitel de columna finamente labrado.

Por último, los arcos de herradura dispuestos sobre las columnas son los elementos que proporcionan la posibilidad de un espacio casi diáfano sin comprometer la solidez del conjunto.

Como ya dije antes, “El Bañuelo” es una verdadera joya arqueológica y arquitectónica, que ofrece el contrapunto de lo cotidiano frente al lujo palaciego que representa la “Alhambra”. Si en algun momento teneis oportunidad de visitar Granada, no os lo perdais. Espero que os haya gustado.#Arqueosaludos.

 

EL “SOTO DE ROMA” Y SU TORRE DE ALQUERÍA.

Estado actual de la “Torre de Romilla”. Fachada Sur.

Estimados amigos, después de un largo tiempo sin publicar, forzado por las obligaciones personales y los estudios, retomamos las publicaciones de este blog, con la firme intención de evitar ausencias tan prolongadas y publicar con una regularidad razonable. Sea.

Esta vez  vamos a inaugurar la sección dedicada a la “Cultura andalusí”, que ya va siendo hora, hablando sobre una interesante construcción cargada de historia y que según mi modesta opinión no está recibiendo la atención que merece. Se trata de la torre de alquería del “Soto de Roma” o “Torre de Romilla”.

Antes de continuar quisiera decir que este post está basado en los magníficos trabajos de D. Antonio Almagro Gorbea y D. Mariano Martín García, los cuales dedicaron su tiempo y esfuerzo al estudio de esta construcción.

¿Qué es una “torre de alquería”?

En pocas palabras podemos decir que una “torre de alquería” es una construcción de época medieval y factura musulmana cuya finalidad era principalmente defensiva. Estas torres, diseminadas por el territorio (principalmente en Andalucía, Murcia y Valencia, siendo más raras en las zonas de Castilla y Aragón), se encargaban de proteger a aquella parte de la población que vivía lejos de una ciudad amurallada (“Medina”), de una fortaleza (“Qala”) o de un castillo (“Hizn”). Estas edificaciones eran el único resguardo para muchos pobladores dedicados a cultivar los campos y a pastorear rebaños, los cuales normalmente moraban en pequeños grupos de casas dispersas denominadas “alquerías”. Junto a estas torres solía disponerse un espacio amurallado para resguardo del ganado y de la población denominado “albacara”. Este tipo de construcción, eminentemente militar, tiene sus paralelos en las casas fortificadas inglesas denominadas “bury” y en los “donjons” franceses, ambos contemporáneos de las torres de alquería que nos ocupan.

Con respecto a su cronología podemos decir que la mayoría son de época nazarí (1238-1492) aunque algunas ubicadas en la Andalucía occidental o Valencia podrían ser más antiguas, concretamente almohades.

Este es el “naif” aspecto que tendría nuestra torre vista desde el sureste.

¿Dónde se encuentra?

El “Soto de Roma” , ubicado en la localidad de Chauchina (Granada) , a orillas del río Genil, es el nombre que recibe hoy en día el paraje donde se encuentra una de estas “torres de alquería”. Se trata de una amplia finca de fértil vega rodeada de alamedas. Curiosamente, hace tan solo unos días y mientras estaba ordenando una estantería llena de cajas, me encontré con un gran rollo. Al extenderlo ¡menuda sorpresa!, resultó ser una copia facsímil de un “Mapa del Reyno de Granada” ( 1795), obra de D. Tomás López,  “Geógrafo de los dominios de S.M.” (el cual compré hace muchos años en el Instituto Geográfico Nacional, hoy día CNIG, y que todavía está pendiente de enmarcar…) . Al observar con detenimiento pude comprobar que el “Soto de Roma” ya figuraba con su denominación actual, siendo además un topónimo relevante, más destacado incluso que muchos pueblos de las inmediaciones.

Sección del mapa del “Reyno de Granada” (1795) de Tomás López.

¿Qué hay en su interior?

Esta torre tiene planta rectangular, de unos 9,5 x 7 m. en su base, siendo su parte superior ligeramente más pequeña, lo que le otorga una forma tronco-piramidal. La altura actual es de unos 14 metros, a los cuales habría que añadirle la altura de las almenas que con seguridad remataban la torre. Igualmente la salida de la escalera estaría cubierta con una garita de protección. En total, además de una planta inferior, esta torre posee tres plantas y una terraza.

La planta inferior cuenta con un “aljibe” o depósito de agua de gran capacidad. Este aljibe se hallaba cubierto con una bóveda de medio cañón hecha de ladrillo, con una única apertura o brocal redondo de tan sólo 55 ctms de diámetro. A su vez, sobre este brocal se colocaba un poste perpendicular a una de las paredes de la primera planta y sobre el que se instalaba una polea para poder sacar el agua como si fuese un pozo. Dicho aljibe pudo llenarse de dos formas; la primera mediante las acequias circundantes, aprovechando que el nivel del aljibe era inferior al de las mismas, y la segunda mediante una conducción (compuesta por piezas cerámicas cilíndricas), que recogía el agua de lluvia. Estas conducciones recibían el nombre de “atanores”. Ni que decir tiene que este depósito de agua garantizaba en gran medida la resistencia de sus ocupantes ante un asedio prolongado.

En la planta primera, de unos 24 mts cuadrados, no aparecen huecos en sus paredes, excepto la puerta de acceso. Esta se encontraba en el muro Este y elevada sobre el nivel del terreno como medida de protección. Actualmente se encuentra a unos 2 mts del nivel  actual. En la parte Norte de la estancia tendríamos la escalera de subida al resto de las plantas. Esta sala se encontraba cubierta por una bóveda de similares características a la del aljibe.

A continuación la planta segunda. Sólo tuvo unos 20 mts cuadrados, quedando el resto del espacio ocupado por la escalera. Esta sala si estuvo iluminada con tres huecos en los muros Este, Oeste y Sur denominados “troneras”. Su cubierta se corresponde también con una bóveda de ladrillo.

Sobre esta encontramos la tercera planta. Cuenta con 20 mts cuadrados iluminados por tres grandes huecos rematados con mochetas y arcos de ladrillo, con una altura de 1,7 mts y una anchura que varía entre los 0,9 mts (Sur) y los 1,7 mts (Este y Oeste). La escalera de subida a la terraza también se encontraba iluminada por un hueco en el testero Norte similar a su opuesto.

Por último, la terraza. Esta presumiblemente tuvo un peto almenado, una serie de gárgolas de evacuación del agua pluvial y una garita que protegía la salida de la escalera, por desgracia ninguno de estos elementos se conserva. Igualmente el suelo ha desaparecido, por lo que actualmente se cubre con un techo metálico para evitar la erosión que sobre los muros produce la lluvia y otras inclemencias.

Aspecto actual de la torre desde el sureste.

¿Cómo está construida?

Al igual que el resto de construcciones militares árabes de esta época el principal elemento constructivo era el “tapial”. El tapial es una especie de “hormigón” constituido por zahorra (árido de piedra tamaño grava), tierra y cal como elemento aglutinante. Para elevar los muros de la torre se disponía un encofrado de tablas de madera, a modo de cajones, que se reforzaban exteriormente con una serie de listones unidos por unas cuerdas en su parte superior. De esta manera se evitaba que el empuje del relleno reventase estos cajones de madera. Posteriormente toda la superficie exterior se alisaba y enlucía con una llana, tapando los desperfectos y los huecos dejados por la instalación del encofrado y que hoy en día se observan alineados en hiladas horizontales a varios niveles sobre la torre. Además se utilizaron ladrillos en algunas partes de la construcción, como los arcos de las ventanas y posiblemente azulejos en las salas interiores.

¿Cuál es su historia?

Esta finca y su torre cuentan con mucha historia, tanto es así que el apelativo “de Roma” es atribuido al hallazgo de restos romanos en las inmediaciones, es más, en el mismo término municipal se han hallado objetos cerámicos atribuidos al Neolítico (de los cuales me gustaría hablaros en otra ocasión), y no sería raro que apareciesen objetos más antiguos aún, con lo que podemos concluir que se trata de una zona habitada por el hombre desde unas edades muy tempranas. Ya a finales del siglo XV (1490) estuvo a punto de desaparecer tras la entrada del Rey Católico en la vega de Granada, pues este rey la mandó destruir, aunque por alguna razón esto no tuvo lugar. Unos siglos más tarde aparece, dibujada y perfectamente ubicada, en los escritos asociados al catastro del Marqués de la Ensenada (175o). Igualmente, como ya hemos comentado D. Tomás López en el s.XVIII nos confirma su existencia en varios mapas, entre ellos, además del mencionado anteriormente, otro del término municipal de Santa Fe.

¿Cuál es su situación actual?

A pesar del paso del tiempo y de los avatares históricos la “Torre de Romilla” es una de las torres de alquería mejor conservadas, desde luego no ha sido gracias a la intervención humana, que llegó hasta el punto de ubicar un vértice geodésico en su parte superior. A pesar de estar catalogada como “Bien de Interés Cultural” desde 1993, las últimas intervenciones a las que ha sido sometida y de las que tengo noticia han sido colocar una puerta, instalar un techo metálico y la intervención arqueológica sobre el relleno del aljibe. Personalmente me gustaría ver esta torre rehabilitada como se merece, respetando su esencia y dándole un uso adecuado que permitiese su conservación y disfrute para generaciones futuras. Es nuestro patrimonio y no deberíamos abandonarlo. Espero que os haya gustado.# Arqueosaludos.

BAELO CLAUDIA (y III). LA CIUDAD ALTA.

Basílica presidida por la estatua del emperador Trajano.

Con este post completamos la visita a la ciudad romana de Baelo Claudia, como ya os comenté nos referimos a la parte excavada, ya que queda mucho por descubrir en este magnífico yacimiento. Pues bien toca el turno de echar un vistazo sobre la parte central de la ciudad, lugar en la que se ubican los edificios administrativos, religiosos y de poder de la urbe donde además se desarrollaba gran parte de la vida pública (Foro, Curia, Basílica, Templos de la tríada capitolina y Templo de Isis, etc.), a los que tenemos que sumar otros edificios relevantes, como son el Teatro, las Termas, el Macellum, y varios Acueductos.

Foro y Basílica de Baelo Claudia.

El auténtico “ombligo” de la ciudad está constituido por el “Foro”. Se trata de una gran plaza pavimentada con grandes losas de piedra, alcanzando una dimensión total de unos 37 x 30 mts y cuya datación ha quedado establecida en el siglo I. d.C. Dicha plaza posee la característica de hallarse porticada tanto en su lado este como en el oeste. En torno a ella podemos encontrar la gran mayoría de edificios oficiales, entre los que están la “Basílica”, la “Curia”, el Mercado o Macellum”  y los Templos”. En su sector norte aparece una terraza elevada sobre la plaza  o “rostra”, la cual se utilizó como tribuna oratoria. Justamente a su espalda apareció durante las excavaciones una fuente ornamental revestida de mármol. A ambos lados podemos observar las escalinatas que dan acceso a los distintos templos.

En la parte oeste del Foro se han excavado una serie de construcciones menores que se han interpretado como la “Curia” , el “Tabularium” o archivo de la ciudad, una “Sala de votaciones” y la “Schola” o “Sala de Magistrados”.

Plaza meridional, Basílica en el centro y al fondo la zona de los Templos.

La “Basílica”, también denominada “Basílica forensis”, era el edificio desde el cual se llevaba a cabo la administración de justicia, aunque en su interior también tenían lugar negocios y transacciones económicas. En lo que respecta a su aspecto podemos decir que, aunque en la actualidad solo observamos columnas al aire libre envolviendo a la estatua del emperador hispano Trajano, en su forma original se trataba de un edificio cerrado y cubierto con una cubierta plana de madera o bien abovedada.

Terraza de los templos .(“Templo de Júpiter” en el centro de la imagen).

En la parte norte del Foro nos encontramos con la zona reservada a los templos, en esta ciudad hubo cuatro de ellos además de varios “templetes”. Estos templos se encuentran en una terraza elevada sobre la plaza del Foro. En la parte mas occidental estuvo el templo dedicado a la diosa Minerva, a continuación el dedicado al dios Júpiter (el mejor conservado) y a su derecha el correspondiente a Juno, completando así el culto a la “Tríada Capitolina”. En la parte más oriental se encuentra un templo de grandes dimensiones, en comparación con los anteriores, y dedicado a un culto exótico, el templo de Isis. Esta fue una deidad femenina de origen egipcio, esposa de Osiris, la cual consiguió una gran cantidad de fieles, principalmente entre las clases más altas de la sociedad romana.

Teatro de Baelo Claudia.

Baelo contaba también con su propio Teatro, este era una edificación importante ya que las representaciones teatrales que en él se llevaban a cabo no debemos considerarlas únicamente como un modo de diversión sino como una expresión de la vida cívico-religiosa. Esto es así debido a que las representaciones formaban parte de los juegos públicos celebrados en honor a los dioses. Por otra parte, diremos que las normas de construcción de los teatros romanos vienen recogidas en el “Tratado de Arquitectura de Vitruvio”, en su libro V, donde se especifica que el modelo estandarizado debía contar con una serie de partes bien diferenciadas denominadas; cavea, balteus, orchestra, púlpito, scaena frons, versurae y post scaenam. Los edificios más avanzados llegaban a dotarse de una cubierta textil (generalmente de lino), para proteger a los asistentes del sol y denominada velum.

Termas ubicadas junto a la Puerta de Gades.

No podían faltar las Termas en una ciudad de las dimensiones y la importancia de Baelo, hubo con seguridad varias de ellas y las ubicadas junto a la Puerta de Gades no serían las de mayores dimensiones, aunque estas son las que se han excavado hasta el momento. En la fotografía superior podemos observar una parte muy ilustrativa del funcionamiento de unas termas, el conjunto de pilastras de ladrillo, en la parte central, servían para soportar un suelo denominado “suspensura” sobre este se colocaban las piscinas de agua caliente. El espacio que quedaba entre el suelo inferior y la suspensura se denomina “hipocausto”  y era por donde circulaba el aire calentado en el “praefurnium” u hogar alimentado por leña. En la imagen el praefurnium figura como un arco de ladrillo sobre la pared del hipocausto. Al otro lado del muro se encontraría la zona de almacenaje del combustible.

 

Tramo de acueducto.

Y ya para finalizar, los acueductos. De este tipo de construcciones se han hallado restos de hasta tres , las cuales eran esenciales para la vida de la ciudad y para su actividad industrial. Todos ellos hacían llegar el agua desde las montañas cercanas. Precisamente esta abundancia de agua, la existencia de salinas cercanas y la gran riqueza pesquera fueron las claves que aseguraron el desarrollo de esta magnífica ciudad. Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.

BAELO CLAUDIA (II).LA CIUDAD BAJA.

Continuamos con la visita a Baelo Claudia, esta vez tal y como adelantamos en el último post, salimos al exterior. Como hay mucho que contar vamos a dividir la ciudad (la parte ya excavada) en dos partes y dedicaremos un post para cada una, completando así esta pequeña trilogía. En este post hablaremos sobre aquella parte de la ciudad comprendida entre el mar y el decumano máximo. Esta zona recoge lo que podríamos denominar como parte “industrial” de la urbe, caracterizada por dos elementos principales, el puerto y la factoría de salazón.

Parte de la muralla este de Baelo Claudia.

Del puerto no se conserva, al menos a la vista, ninguna estructura. Posiblemente esto es debido a que los muelles desde donde partían y llegaban los barcos estaban hechos de madera, material que necesita unas condiciones muy favorables para su conservación. A pesar de todo esto sabemos que el puerto era una parte fundamental de la ciudad. A través de él llegaba la pesca, principal actividad de la ciudad y a la que debía en gran parte su riqueza tras ser transformada en salazones y salsa “garum”. Por otra parte, el puerto de Baelo Claudia poseía la singularidad de ser el más cercano a África, donde también existían numerosas ciudades fundadas por los romanos, entre ellas la ciudad de “Tingis” (actual Tánger), capital de la provincia  “Mauritania Tingitana”,  con la que Baelo debió mantener un tráfico intenso a través del Estrecho de Gibraltar tanto de mercancías como de personas.

Maqueta de Baelo Claudia.

Al contrario que ocurre con el puerto, la factoría de salazón está muy bien conservada. Se trata de un barrio entero en el que se mezclan casas (como la denominada “casa del reloj de sol”) con depósitos o piletas  de diverso tamaño para la salazón y fabricación del “garum”, denominadas “ceteriae”.

“Casa del reloj de sol”

Alrededor de las piletas  se  añadieron una serie de dependencias anejas, las cuales debieron funcionar a modo de almacén o bien como espacios de transformación. Todo esto nos habla de la complejidad creciente que se desarrolló en base a productos con un alto grado de comercialización.  Los romanos llamaban a estas unidades de producción “officinae”. Estas “officinae” eran explotadas utilizando mano de obra esclava, aunque existen algunos testimonios de la presencia de libertos como propietarios. Así lo atestigua una tessera de plomo unida a una ánfora bajoimperial africana con la inscripción “ex oficina libertorum” que podemos traducir aproximadamente como “perteneciente a la factoría de los libertos”.

“Grandes conserveras”

En Baelo Claudia los arqueólogos han diferenciado estas piletas o depósitos en dos conjuntos en función de su tamaño, así tenemos las denominadas “pequeñas conserveras” y las “grandes conserveras“. Estas estructuras presentan dos formas; circular y cuadrangular, todas construidas a base de mortero de cal y piedra y  revocadas en su interior por sucesivas capas de “signinum” para evitar las filtraciones. En ellas se depositaban capas de pedazos de pescado alternándose con otras de sal a partes iguales. Todo el conjunto se dejaba expuesto al sol durante unos veinte días en el caso de las salazones. Sin embargo, para las salsas  se buscaba la fermentación del pescado (principalmente caballas, sardinas y anguilas),  por lo que la exposición duraba entre dos y tres meses, utilizando además  otra serie de productos como vísceras de los propios peces, pequeños moluscos, vinagre, aceite, vino o pimienta. Según las mezclas efectuadas se obtenían distintos tipos de salsa y distintas calidades, con lo que se conseguía llegar a una clientela muy amplia. Finalmente el producto resultante se envasaba en ánforas cerradas herméticamente con tapaderas de cerámica o tapones de corcho sobre los que se vertía cal. De esta manera quedaba listo para su transporte y distribución.

“Pequeñas conserveras”

Por último no podemos dejar de hablar de las dos puertas monumentales que se ubican en ambos extremos del “decumanus máximus” , es decir al Este y al Oeste de la ciudad respectivamente. El “decumanus” ´sirve de separación entre esta parte “industrial” de la urbe del resto de la ciudad. La puerta del Oeste recibe el nombre de “puerta de Cádiz o de Gades”, ciudad a la que se llegaba bordeando la costa en esta dirección.

“Puerta de Gades”

En el otro extremo nos encontramos con la denominada “Puerta de Carteya” en alusión a la ciudad romana de “Carteia” (actual San Roque, Cádiz), lugar donde se llegaba si se caminaba en dirección este.

“Puerta de Carteya”

En el próximo post nos adentraremos en el corazón de la ciudad de Baelo. Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.

BAELO CLAUDIA (I).EL MUSEO.

Baelo Claudia entre la playa, la duna y los pinares.

La ciudad romana de Baelo Claudia ha atraído el interés de arqueólogos y aficionados, tanto de la Arqueología como de la Historia, desde el  momento de su descubrimiento y primeras excavaciones realizadas hacia 1917. A pesar de que no tiene las dimensiones de otras ciudades romanas de Hispania, como Tarraco o Carthago Nova, esta ciudad representa uno de los modelos mejor conservados del urbanismo romano. En una mañana se pueden admirar la práctica totalidad de los elementos que uno esperaría encontrar en una ciudad de este tipo; muralla, foro, basílica, curia, macellum (mercado) con sus tabernae (tiendas), templos, termas, acueducto, etc, además de instalaciones para la salazón del pescado y la fabricación del “garum”, principales fuentes económicas de esta próspera ciudad. Como es lógico, todo ello articulado según el trazado tradicional a partir de la intersección de las dos calles principales, el cardo máximo (orientación Norte-Sur) y decumanus máximus (orientación Este-Oeste), por último dos puertas monumentales completan el conjunto.

 

Maqueta de Baelo Claudia.

 

A esta ciudad le debo en gran parte la inspiración que me ha llevado a empezar con este blog, por eso creo que se merece un poco de mi esfuerzo y escriba algunas palabras sobre un sitio tan espectacular no sólo por la arqueología y la historia que encierra, ya que la bahía de Bolonia( dentro del Parque Natural del Estrecho) es de por sí un verdadero espectáculo para los sentidos. Si además os gusta la playa y deportes como el  kitesurf, este es vuestro sitio!.

Columna de “piedra ostionera”

 

Bien, voy a empezar como se empieza la visita al yacimiento, por el museo. Nada más llegar nos encontramos con un pequeño pero completo museo que exhibe numerosos objetos hallados en las excavaciones arqueológicas. Seguidamente os comentaré sólo algunos de ellos (el resto los dejo para que los descubráis vosotros mismos). Al bajar las escaleras nos topamos con una columna de considerable altura, recuperada del exterior y montada con su aspecto original, se trata de una columna tallada sobre “piedra ostionera” (roca sedimentaria compuesta principalmente por elementos fósiles marinos), dicha columna se encontraría originalmente en la zona del foro, formando parte de alguno de los edificios principales de la ciudad.

La ornamentación de la ciudad está constatada por numerosos elementos decorativos, como los dos silenos recostados, tallados en mármol, que aparecieron en la zona del teatro, o bien la magnífica escultura de una dama romana que recoge grácilmente los pliegues de su vestido a la vez que empieza a andar.

“Dama romana”

 

Otra pieza interesante es una inscripción funeraria en mármol de época alto imperial (s.I-II d.C.) que en latín decía;  “L-FABIUS-NOVELLUS-ANN-LXIIX-PLOTIA-SEPTUMA-MATER-F(ECIT-HIC SITUS EST-SIT TIBI TERRA LEVIS)” . Se encuentra incompleta, faltando la parte inferior, pero podemos reconstruir el texto entero que traducido diría así;  “Lucius Fabius Novellus, de 68 años de edad. Plotia Septuma. Su madre hizo construir (este monumento). Aquí yace. Que la tierra te sea leve”.

 

Inscripción funeraria. (s.I-II d.C.)

 

Seguidamente, y como la numismática es algo que siempre me ha atraído, os mostraré algunas de las monedas que se han encontrado durante las excavaciones, se trata principalmente de denarios romanos de la dinastía de los Antoninos, así podemos reconocer fácilmente monedas de Nerva, Adriano, Antonino Pío e incluso del propio Trajano.

Denarios romanos.

 

En el interior del museo hay muchas más piezas, todas interesantes; lucernas, cerámica tipo “terra sigillata”,  etc, pero son muchas y aunque quisiera no podría describiros el total de las mismas, además, es preferible que las descubráis el día que vayáis a Baelo Claudia.

En próximos post saldremos al exterior en un día soleado y recorreremos la ciudad para conocerla de cerca, al menos las partes de la misma que ya están excavadas. Ya os adelanto que, aunque le falta la “tridimensionalidad” de Pompeya, la sensación es la de andar por una ciudad romana completa y funcional. Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.

Construcción naval fenicia. El pecio “Mazarrón-2”.

Que los fenicios eran unos navegantes insuperables es algo que nadie cuestiona, desarrollaron naves para distintos fines,  los “gaulos”   para el transporte de mercancías a larga distancia y los “hippoi” como naves de guerra, sin embargo también construyeron naves más ligeras para el cabotaje, su legado marinero y su forma de construir ha pervivido en muchos barcos tradicionales de pesca a lo largo de todo el Mediterráneo. De origen fenicio serían, a modo de ejemplo, el “luzzu” maltés o el “llaüt” mallorquín

ARQUA. Obra inspirada en los barcos fenicios y suspendida del techo.

Pues bien, en Cartagena y concretamente en el ARQUA (Museo Nacional de Arqueología subacuática) podemos encontrar una reconstrucción de dos barcos fenicios, el “Mazarrón-1” y el “Mazarrón-2”, los cuales serían los antecedentes de dichas naves, además de ser los barcos más antiguos conservados de entre los excavados arqueológicamente ya que ambos están datados en el I milenio a.C. nada menos.

Imagen de Mazarrón-2 tras añadirle su vela.

DESCUBRIMIENTO.

Tanto “Mazarrón-1” como “Mazarrón-2” se encontraron en la denominada “Playa de la Isla” de Mazarrón (Murcia), el primero de ellos a tan sólo 50 mts de la playa y 2,5 mts de profundidad. Por desgracia de este sólo se han podido recuperar la quilla, con casi cuatro metros de longitud, parte de una de las bordas y los restos de cuatro cuadernas unidas a nueve fragmentos de tracas. Nada que ver con su hermano gemelo, “Mazarrón-2”,el cual fue hallado prácticamente completo. Para su estudio y conservación se diseñó, por vez primera, una especie de sarcófago metálico, siendo excavado en su totalidad entre 1999 y 2001.

CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS.

“Mazarrón-2” es un barco construido totalmente de madera, en el se han utilizado varias técnicas, como las denominadas “a casco” y “a tope”, estando las tracas unidas a la quilla y entre sí mediante la técnica del “cosido”. El sistema romano conocido como “rayo de Júpiter” fue el utilizado para unir la roda, el codaste y la quilla. Sus dimensiones  abarcan 8,10 mts de eslora por 2,25 de manga. sin duda se trataba de una nave propulsada a vela ya que en su parte central se encuentra una sobrequilla con la carlinga del mástil. Otros elementos conservados son 5 baos completos y parte de la tapa de regala.

Estructura de Mazarrón-2. Negueruela, I. Ilustración del catálogo del ARQUA

Para su construcción se utilizaron distintos tipos de madera, las tracas se obtuvieron del pino carrasco, mientras que para la quilla se prefirió el ciprés, las espigas y clavijas de unión se sacaron de los olivos y unas simples ramas desbastadas de la elástica higuera se destinaron para las cuadernas. Así mismo también se encontraron restos de cabos de distintos grosores, todos hechos con esparto, uno de ellos todavía conservaba un típico nudo marinero de azocar.

Ancla completa con su estacha.

Particularmente interesante es el hallazgo junto al pecio de un ancla completa con su estacha, hasta ahora las anclas encontradas estaban hechas con una piedra labrada y sujeta a un cabo.

CONTENIDO.

En su interior se encontraron un cargamento completo de mineral de plomo en  forma de “tortas”, una espuerta tejida con esparto con un asa transversal de madera,  un molino de mano y un ánfora del tipo Trayamar-1

Cargamento de “tortas ” de plomo y molino de mano sobre los abarrotes.

INTERPRETACIÓN.

Tanto Mazarrón-1 como Mazarrón-2 pudieron formar parte de una flotilla dedicada al transporte de mineral extraído en la península, posiblemente naufragaron cerca de la costa al intentar refugiarse de una tormenta.  Concretamente Mazarrón-2 significa la constatación de la vía marítima relacionada con la explotación fenicia de metales como el plomo y la plata por parte de este pueblo, también es relevante el conocimiento que aportó su estudio sobre la construcción naval, el sistema de estibado y abarrotado e incluso sobre la propia vida a bordo. La existencia de un molino de mano (constituido por dos piezas, la “muela” estática y la “maja” móvil) para moler el grano con movimientos de vaivén y una espuerta de esparto (supuestamente para contener alimento como trigo o aceitunas) indican claramente su uso por los propios navegantes que se hallaban a bordo en el momento del naufragio.

Espero que os haya gustado. #Arqueosaludos.