Archivo por meses: octubre 2015

UN PASEO POR EL ACUEDUCTO ROMANO DE TARRACO.

Tarraco se convirtió en una floreciente urbe romana bajo el dominio de Augusto, allá por el siglo I, de hecho el escritor Pomponio Mela dijo de ella que era “el puerto más rico en esta costa” (Tarraco urbs est en his oris maritimarum opulentissima). Así pues una de las necesidades básicas que tenía esta  ciudad en pleno desarrollo era la de procurarse un aporte regular y en cantidad suficiente de agua. La solución vino del rio Francolí (“Tulcis” para los romanos). A pesar de que dicho río desemboca en el mismo puerto de Tarragona, sus gobernantes decidieron traer el agua desde más lejos (25 Km nada menos), seguramente con la intención de conseguir mayor pureza y aprovechar el desnivel topográfico para poder distribuirla por todas las fuentes de la ciudad, de este modo no quedó más remedio que construir un acueducto.

Ilustración de Hugo Prades a la entrada del monumento.

De aquel acueducto nos ha llegado hasta nuestros días el conocido como “Puente del Diablo” o “Acueducto de les Ferreres”. Se trata de una arquería romana diseñada para salvar el obstáculo que representa el denominado barranco de los arcos. Dicha depresión topográfica se encuentra a tan solo 4 Km de la actual Tarragona.

Maqueta del Puente del Diablo.

Una buena forma de hacernos una idea del discurrir de este acueducto hacia la ciudad de Tarraco es visitar la magnífica maqueta que podéis encontrar en la plaza del Pallol, 3 (antigua Audiencia de Tarragona)  y que representa la Tarraco romana y sus alrededores en su época de máximo esplendor (s. II d.C.) a escala 1:500.

Maqueta de la ciudad de Tarraco.

El monumento real se encuentra en un magnífico bosque de pinos y palmitos, muy cerca de un área recreativa donde pasar un buen día en plena naturaleza. El acceso es sencillo y hay un aparcamiento nada más dejar la N-240.

Esta construcción se compone de dos niveles de arcos, el superior comprende 25 de estos mientras que el inferior tan solo posee 11. La arquería en su totalidad mide 217 mts de largo y llega a alcanzar una altura máxima de 27 mts . El  desnivel entre los dos extremos es de tan sólo 40 ctms.

Vista lateral del “Puente del Diablo”

Dentro de los diversos tipos de arquerías romana podemos decir que el Puente del Diablo es una construcción relativamente sencilla ya que los pilares de ambos niveles son “coaxiales”, esto quiere decir que se superponen uno directamente encima del otro, resultando una estructura relativamente débil ya que el fallo de cualquier soporte inferior provocaría el colapso de la construcción. Sin embargo esto no ha ocurrido, a pesar de los siglos pasados y de las fuertes tormentas que sin duda debió soportar, habiendo sido utilizado hasta el siglo XVIII. Una vez más los romanos nos siguen dando lecciones de ingeniería a través del tiempo.

Detalle de la doble arcada coaxial.

Esta construcción encierra en sí varios secretos que quizás sean la clave de su longeva resistencia, uno de ellos es el tipo de construcción. Se compone de una serie de piezas talladas de forma regular en piedra o “sillares”, los cuales están dispuestos en lo que se conoce como “aparejo en seco”,  que es la fábrica de piedra más antigua conocida y que no usa mortero para unir las diferentes piezas. La propia fricción entre los sillares es lo que permite mantenerlos unidos  y dar cohesión a toda la estructura.

Otro secreto, aunque este es más evidente, es la forma de los pilares inferiores, estos se disponen con una base mucho más amplia sobre el suelo, de esta forma las cargas compresivas se distribuyen mejor, de ahí su aspecto troncopiramidal alargado

Pilares con base más ancha en su arranque.

Tan importante como la estructura es la cimentación. Siempre que les era posible los romanos construían los pilares de sus puentes y arquerías sobre roca firme y esta no es una excepción, en algunos puntos del barranco afloran las rocas calizas y justo encima de estas tenemos los pilares. Como podéis apreciar en la foto inferior, parte de esa roca caliza se ha disuelto parcialmente dejando una especie de crestas, consecuencia del discurrir del agua durante siglos.

Cimentación sobre la roca caliza.

La parte superior de la arquería es transitable, de hecho yo mismo crucé con mi familia de un extremo a otro sin problema.

Parte superior transitable.

Como curiosidad os muestro una forma de unir también los sillares superiores conocidas como “grapas”, aquí con la variante denominada “colas de milano” . Estas “grapas” hechas de hierro ya eran usadas por los romanos, nueva lección de ingenio, y  en la actualidad tan sólo las hemos mejorado usando  acero y tornillos como podéis ver

Unión moderna de sillares en “cola de milano”.

Para los amantes del cine, y a modo de curiosidad, deciros que esta arquería aparece en la película de Bigas Luna “La teta y la Luna”, rodada en 1994, en una escena con un grupo de legionarios romanos desfilando por la parte superior del mismo, aunque la película no va de “romanos”.

Espero que os haya gustado.#Arqueosaludos.

 

MUSEO PALEONTOLÓGICO DE MUNICH. LOS FÓSILES DE SOLNHOFEN (y II).

En el último post dije que iba a hablaros del yacimiento de Solnhofen y como lo prometido es deuda, aquí lo tenéis. A mitad de camino entre Múnich y Núremberg se encuentra la localidad de “Solnhofen”. Esta localidad cuenta desde antiguo con canteras de piedra natural, la cual se utilizaba principalmente para la construcción. No obstante en el siglo XIX empezó a ser especialmente apreciada para realización de “litografías” (que precisamente significa “impresión de piedra”). La litografía es una técnica que permite reproducir una obra grabada sobre caliza, era algo así como la “fotocopiadora” o más bien la “multicopista” de la época. La calidad de las reproducciones venía condicionada por el tamaño de los pequeñísimos granos que componían estas lajas de roca caliza, a menor tamaño mayor calidad, en esto las piedras de Solnhofen eran excepcionalmente buenas. Pasado el tiempo los propios canteros, de vez en cuando, encontraban restos de animales, desaparecidos algunos y otros increíblemente actuales. Los hallazgos se fueron multiplicando y los paleontólogos se encontraron con un auténtico tesoro, la misma cualidad que permitía realizar litografías de alta calidad era la que había propiciado la conservación de los fósiles con un grado de fidelidad hasta ahora rara vez encontrado. Se conservaban hasta las alas de los insectos, como las de las libélulas, e incluso partes blandas (por regla general son las partes que más rápido se descomponen tras la muerte y no suelen fosilizar), llegando incluso a poder recoger medusas, ¿os imagináis?, una medusa que es casi 99% de agua!! Increíble. El estudio sistemático de estas rocas ha proporcionado ejemplares de más de 600 especies, incluyendo animales y plantas.

Fósil de “Arqueopteryx”.

Uno de los hallazgos más espectaculares fue el “Archaeopteryx” (literalmente “pluma antigua”), la primera ave voladora. En el museo encontramos varias placas de caliza con sus fósiles, una reconstrucción magnífica en la que se aprecia su colorido plumaje y varios paneles explicativos.

 

Así pudo ser el Arqueopteryx, luciendo su colorido plumaje.

 

Dibujo del Museo paleontológico de Múnich con dos Arqueopteryx.

También podemos observar otros animales que sin duda reconoceremos como un antiquísimo ancestro de las gambas o langostinos actuales (crustáceos).

Los peces también están representados, entre ellos tenemos dos especies singulares, la primera conocida como “Gyrodus”  da la sensación de ser un pez bastante plano y redondo con pequeños pero afilados dientes.

Gyrodus o Pez Luna jurásico.

La segunda especie es más famosa y conocida, se trata de un “Celacanto” considerado como “fósil viviente” porque en la actualidad se puede pescar  en las aguas profundas del Océano Índico. No obstante, hasta 1987 no se pudo observar en su medio natural. Por otra parte debemos decir que parece increíble que la morfología de fósiles y ejemplares actuales sea idéntica, parece ser que la evolución no ha afectado a este animal durante millones de años.

“Celacanto”. Jurásico Superior. 150 M.a.

El aire del museo también está ocupado con fósiles, muchos reptiles voladores quedaron fosilizados en las calizas de Solnhofen, como ejemplo aquí os dejo un magnífico “Pteranodonte” que sobrevuela el patio del edificio.

Pteranodonte.

Y para finalizar, debo reconocer que si la entrada del edificio no me gustó mucho, la parte trasera fue todo lo contrario y una gran sorpresa. ¿Os gustaría tener una fuente en vuestro jardín o frente a vuestra casa? A mí me gustaría tener ésta de aquí abajo…

Muchas gracias por vuestra atención. #Arqueosaludos.

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El MUSEO PALEONTOLÓGICO DE MÚNICH. (I)

Museo Paleontológico de Múnich.

Hace pocos años y por motivos laborales pasé una temporada en la ciudad de Múnich (sur de Alemania), capital del estado de Baviera, famosa por su “Oktoberfest” y por su “BMW Welt” entre otras muchas cosas. Sin embargo esta ciudad encierra muchos tesoros…también paleontológicos. Dinosaurios, pteranodontes, triceratops, dientes de sable, osos cavernarios, arqueopteryx, ciervos gigantes, ammonites e incluso algún fósil viviente… y todo esto en un edificio de apenas 200 metros cuadrados de planta ubicado en el centro de Múnich!! En esta ocasión vamos a dejar la arqueología y nos vamos a pasar a la paleontología, otra de mis pasiones, porque realmente no están tan lejos una de la otra y como ya sabéis “Arqueofilia” es “Arqueología y mucho más”. Bueno, vamos al grano. En el centro de la ciudad, en una calle corriente y en un edificio no muy moderno, quizás para no desentonar con los fósiles que alberga…jeje, se encuentra el museo paleontológico de Múnich, el cual depende y es gestionado por la universidad. Se trata de un edificio articulado alrededor de un patio porticado con dos alturas y donde no hay un metro cuadrado, ni cúbico (lo digo porque el aire también está ocupado…ya veréis) que no contenga un fósil, en realidad el museo empieza en un pasillo que da acceso al patio donde ya hay expuestas algunas piezas. A continuación voy a comentar someramente algunos de los más interesantes.

Megaceros o Alce irlandés.

Nada más entrar nos encontramos con un magnífico ejemplar de “Megaceros”, también conocido como “alce irlandés”, el cual es una especie de gamo gigante con una espectacular cornamenta de 3 mts en horizontal, al parecer esta especie vivió en Eurasia hasta hace tan sólo 2.500 años.

Platybelodon.

A su espalda, en la otra esquina del patio, podemos ver el espécimen más grande del museo, perteneciente a la familia de los elefantes (proboscídeos) tenemos un “Platybelodon” con unos anchos dientes que sobresalían de una mandíbula inferior, ya de por sí alargada, y que utilizaba a modo de “pala” para desenterrar los vegetales que componían su dieta. Este animal vivió en el Mioceno y la verdad es que impresiona, ya que desde donde mejor se puede observar es desde el primer piso.

Reptil Tecodonto.

Nuestro mastodonte está acompañado, por su lado izquierdo, por un reptil “Tecodonto” (no he sido capaz de precisar más su genealogía, aunque por sus características creo que no me equivoco), esta clase de reptiles dieron origen a los dinosaurios, cocodrilos y pterosaurios, por lo que este orden es sumamente importante en paleontología

Dientes de Sable.

Mucho más conocido es el “Dientes de sable” este mamífero felino de grandísimos colmillos, casi como espadas y de donde procede su nombre, que vivió al principio de nuestra era, la era Cuaternaria, conviviendo con mamuts y con el hombre moderno

Mandíbula de Oso de las Cavernas.

Otro fósil típico del Cuaternario es el “Oso de las cavernas”, de mayor tamaño que los osos actuales y del que generalmente se encuentran sus cráneos, mandíbulas o únicamente sus colmillos.

Por último os quisiera enseñar una cabeza de dinosaurio bastante bien conservada , concretamente de “Triceratops”, también sobradamente conocido.

 

Triceratops.

En fin, quedan todavía muchos fósiles que mostraros, pero no ser pesado y en un próximo post os hablaré de un yacimiento, “Solnhofen”, del cual hay una importante colección en este mismo museo. Hasta muy pronto . Por cierto cada vez que pincháis en “Me gusta” tengo una razón más para seguir escribiendo. Muchas gracias por vuestra atención. .#Arqueosaludos.

 

 

 

LOS HIPOGEOS FENICIOS DE “BARIA”.

Los fenicios fundaron la colonia de Baria, la actual Villaricos (Cuevas de Almanzora, Almería) allá por el siglo VIII a.C., formando parte de las numerosas fundaciones que podemos encontrar en esa época a lo largo de todo el litoral andaluz. Su ubicación responde al modelo conocido como “paisaje fenicio”, es decir localizaciones favorables para el acceso marítimo (pequeñas bahías o islas cercanas a la costa), de fácil defensa (islas o promontorios costeros) y con buenas comunicaciones hacia el interior (cursos fluviales navegables).

Baluarte defensivo del siglo XVIII junto al yacimiento.

Pues bien, Baria contaba con todo esto, un buen puerto, colinas cercanas al mar y un río (Almanzora) y además, buena pesca para la industria de la salazón y el garum. Por si esto fuera poco, la cercana Sierra Almagrera proporcionaba galena argentífera (mineral del que se obtiene el plomo y la plata) y minerales mena de hierro. Fue precisamente esta riqueza mineral la que muchos siglos después (s.XIX) atrajo la atención de compañías mineras extranjeras. Uno de sus ingenieros, Luis Siret, de origen belga, sería el gran descubridor de Baria y de muchos otros enclaves arqueológicos de la provincia de Almería. Esta gran riqueza ha sido la causa de la prolongada ocupación de este rincón almeriense durante tantos siglos. Es de reseñar que ya antes de la llegada de los fenicios existió un asentamiento íbero,  el cual coexistió pacíficamente junto a los nuevos colonos.

Vista general de los hipogeos.

De especial relevancia fue el descubrimiento de una necrópolis con unas 2.000 sepulturas y unos 50 hipogeos, los cuales abarcan un período de tiempo que va desde la época fenicia hasta la tardorromana, aunque la inmensa mayoría se adscriben a este primer momento. Hace ya varios años que estuve allí, cuando la protección y puesta en valor de dichos hipogeos no era la más deseable pese a que en opinión de muchos especialistas la necrópolis de Baria y su ciudad en conjunto podían convertirse en un magnífico reclamo turístico (hay que tener en cuenta, por ejemplo,  que Vera se encuentra a muy pocos kilómetros de Villaricos) y por lo tanto un elemento generador de riqueza para la zona. Hoy día aunque los hipogeos se pueden visitar, Baria sigue siendo una gran desconocida para los aficionados a la Arqueología y la Historia.

Hipogeo restaurado en el que se aprecia la piedra para cerrarlo.

 

Entrada de un hipogeo con acceso en rampa.

Bueno, a ver si me centro y os hablo ya de la necrópolis, porque de la ciudad de Baria quizás nos ocupemos en un futuro ya que hay mucho para contar. Pues bien, como os venía diciendo, de la necrópolis de Baria han quedado cinco hipogeos, sobre los cuales se ha actuado  para restaurarlos y conservarlos como se merecen. ¿Qué es un hipogeo?, vale, vale, lo explico para que no haya dudas, un hipogeo es una estructura artificial y subterránea excavada en la roca donde se depositan los restos de uno o varios difuntos junto con sus ajuares funerarios, suelen estar cerrados por grandes piedras u “ortostatos” que pueden adoptar diversas formas, desde casi circulares hasta cuadrangulares. Los ajuares que se encuentran en su interior están relacionados, como cabría esperar, con las creencias religiosas, incorporando elementos simbólicos relacionados con la vida. Especialmente relevantes fueron los hallazgos, en gran cantidad, de huevos de avestruz pintados o grabados (dedicaremos un post a estos en otro momento), cerámica, objetos de metales preciosos (anillos, etc.). En la entrada de los mismos se encontraba un “cipo” o “estela” con inscripciones relativas a los difuntos que ocupaban  los hipogeos. Los hipogeos se excavaron sobre la roca existente, esquistos (roca parecida a la pizarra y con la que se confunde a menudo), la cual es relativamente fácil de trabajar debido precisamente a la “esquistosidad” (disposición de la roca en planos más o menos paralelos). Su estructura contaba con un acceso, a modo de pasillo al aire libre, bien como simple rampa o bien con escalones, el cual desembocaba en la cámara funeraria. Dicha cámara tenía una altura media de 1,8 mts y una anchura variable, llegando en alguna ocasiones a ser de más de 3 mts, además contaba con un banco o nicho tallado en la piedra donde se depositaba el inhumado y su ajuar. Los hipogeos rehabilitados se encuentran en el mismo flanco de un pequeño barranco que desemboca en otro mayor, el cual se orienta buscando el mar. Naturalmente los ocupantes de estos hipogeos eran personajes de alto rango que gustaban de joyas y de la fina cerámica griega, con la que probablemente ellos mismos comerciaban. En espera de que Baria reclame su puesto como enclave arqueológico singular que es  y podamos ver su ciudad romana y cartaginesa, os animo a que por lo menos visitéis la necrópolis y sus hipogeos, aquí os he dejado algunas imágenes de lo que podréis ver. #Arqueosaludos.