En el último post dije que iba a hablaros del yacimiento de Solnhofen y como lo prometido es deuda, aquí lo tenéis. A mitad de camino entre Múnich y Núremberg se encuentra la localidad de “Solnhofen”. Esta localidad cuenta desde antiguo con canteras de piedra natural, la cual se utilizaba principalmente para la construcción. No obstante en el siglo XIX empezó a ser especialmente apreciada para realización de “litografías” (que precisamente significa “impresión de piedra”). La litografía es una técnica que permite reproducir una obra grabada sobre caliza, era algo así como la “fotocopiadora” o más bien la “multicopista” de la época. La calidad de las reproducciones venía condicionada por el tamaño de los pequeñísimos granos que componían estas lajas de roca caliza, a menor tamaño mayor calidad, en esto las piedras de Solnhofen eran excepcionalmente buenas. Pasado el tiempo los propios canteros, de vez en cuando, encontraban restos de animales, desaparecidos algunos y otros increíblemente actuales. Los hallazgos se fueron multiplicando y los paleontólogos se encontraron con un auténtico tesoro, la misma cualidad que permitía realizar litografías de alta calidad era la que había propiciado la conservación de los fósiles con un grado de fidelidad hasta ahora rara vez encontrado. Se conservaban hasta las alas de los insectos, como las de las libélulas, e incluso partes blandas (por regla general son las partes que más rápido se descomponen tras la muerte y no suelen fosilizar), llegando incluso a poder recoger medusas, ¿os imagináis?, una medusa que es casi 99% de agua!! Increíble. El estudio sistemático de estas rocas ha proporcionado ejemplares de más de 600 especies, incluyendo animales y plantas.
Uno de los hallazgos más espectaculares fue el “Archaeopteryx” (literalmente “pluma antigua”), la primera ave voladora. En el museo encontramos varias placas de caliza con sus fósiles, una reconstrucción magnífica en la que se aprecia su colorido plumaje y varios paneles explicativos.
También podemos observar otros animales que sin duda reconoceremos como un antiquísimo ancestro de las gambas o langostinos actuales (crustáceos).
Los peces también están representados, entre ellos tenemos dos especies singulares, la primera conocida como “Gyrodus” da la sensación de ser un pez bastante plano y redondo con pequeños pero afilados dientes.
La segunda especie es más famosa y conocida, se trata de un “Celacanto” considerado como “fósil viviente” porque en la actualidad se puede pescar en las aguas profundas del Océano Índico. No obstante, hasta 1987 no se pudo observar en su medio natural. Por otra parte debemos decir que parece increíble que la morfología de fósiles y ejemplares actuales sea idéntica, parece ser que la evolución no ha afectado a este animal durante millones de años.
El aire del museo también está ocupado con fósiles, muchos reptiles voladores quedaron fosilizados en las calizas de Solnhofen, como ejemplo aquí os dejo un magnífico “Pteranodonte” que sobrevuela el patio del edificio.
Y para finalizar, debo reconocer que si la entrada del edificio no me gustó mucho, la parte trasera fue todo lo contrario y una gran sorpresa. ¿Os gustaría tener una fuente en vuestro jardín o frente a vuestra casa? A mí me gustaría tener ésta de aquí abajo…
Muchas gracias por vuestra atención. #Arqueosaludos.
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