LOS HIPOGEOS FENICIOS DE “BARIA”.

Los fenicios fundaron la colonia de Baria, la actual Villaricos (Cuevas de Almanzora, Almería) allá por el siglo VIII a.C., formando parte de las numerosas fundaciones que podemos encontrar en esa época a lo largo de todo el litoral andaluz. Su ubicación responde al modelo conocido como “paisaje fenicio”, es decir localizaciones favorables para el acceso marítimo (pequeñas bahías o islas cercanas a la costa), de fácil defensa (islas o promontorios costeros) y con buenas comunicaciones hacia el interior (cursos fluviales navegables).

Baluarte defensivo del siglo XVIII junto al yacimiento.

Pues bien, Baria contaba con todo esto, un buen puerto, colinas cercanas al mar y un río (Almanzora) y además, buena pesca para la industria de la salazón y el garum. Por si esto fuera poco, la cercana Sierra Almagrera proporcionaba galena argentífera (mineral del que se obtiene el plomo y la plata) y minerales mena de hierro. Fue precisamente esta riqueza mineral la que muchos siglos después (s.XIX) atrajo la atención de compañías mineras extranjeras. Uno de sus ingenieros, Luis Siret, de origen belga, sería el gran descubridor de Baria y de muchos otros enclaves arqueológicos de la provincia de Almería. Esta gran riqueza ha sido la causa de la prolongada ocupación de este rincón almeriense durante tantos siglos. Es de reseñar que ya antes de la llegada de los fenicios existió un asentamiento íbero,  el cual coexistió pacíficamente junto a los nuevos colonos.

Vista general de los hipogeos.

De especial relevancia fue el descubrimiento de una necrópolis con unas 2.000 sepulturas y unos 50 hipogeos, los cuales abarcan un período de tiempo que va desde la época fenicia hasta la tardorromana, aunque la inmensa mayoría se adscriben a este primer momento. Hace ya varios años que estuve allí, cuando la protección y puesta en valor de dichos hipogeos no era la más deseable pese a que en opinión de muchos especialistas la necrópolis de Baria y su ciudad en conjunto podían convertirse en un magnífico reclamo turístico (hay que tener en cuenta, por ejemplo,  que Vera se encuentra a muy pocos kilómetros de Villaricos) y por lo tanto un elemento generador de riqueza para la zona. Hoy día aunque los hipogeos se pueden visitar, Baria sigue siendo una gran desconocida para los aficionados a la Arqueología y la Historia.

Hipogeo restaurado en el que se aprecia la piedra para cerrarlo.

 

Entrada de un hipogeo con acceso en rampa.

Bueno, a ver si me centro y os hablo ya de la necrópolis, porque de la ciudad de Baria quizás nos ocupemos en un futuro ya que hay mucho para contar. Pues bien, como os venía diciendo, de la necrópolis de Baria han quedado cinco hipogeos, sobre los cuales se ha actuado  para restaurarlos y conservarlos como se merecen. ¿Qué es un hipogeo?, vale, vale, lo explico para que no haya dudas, un hipogeo es una estructura artificial y subterránea excavada en la roca donde se depositan los restos de uno o varios difuntos junto con sus ajuares funerarios, suelen estar cerrados por grandes piedras u “ortostatos” que pueden adoptar diversas formas, desde casi circulares hasta cuadrangulares. Los ajuares que se encuentran en su interior están relacionados, como cabría esperar, con las creencias religiosas, incorporando elementos simbólicos relacionados con la vida. Especialmente relevantes fueron los hallazgos, en gran cantidad, de huevos de avestruz pintados o grabados (dedicaremos un post a estos en otro momento), cerámica, objetos de metales preciosos (anillos, etc.). En la entrada de los mismos se encontraba un “cipo” o “estela” con inscripciones relativas a los difuntos que ocupaban  los hipogeos. Los hipogeos se excavaron sobre la roca existente, esquistos (roca parecida a la pizarra y con la que se confunde a menudo), la cual es relativamente fácil de trabajar debido precisamente a la “esquistosidad” (disposición de la roca en planos más o menos paralelos). Su estructura contaba con un acceso, a modo de pasillo al aire libre, bien como simple rampa o bien con escalones, el cual desembocaba en la cámara funeraria. Dicha cámara tenía una altura media de 1,8 mts y una anchura variable, llegando en alguna ocasiones a ser de más de 3 mts, además contaba con un banco o nicho tallado en la piedra donde se depositaba el inhumado y su ajuar. Los hipogeos rehabilitados se encuentran en el mismo flanco de un pequeño barranco que desemboca en otro mayor, el cual se orienta buscando el mar. Naturalmente los ocupantes de estos hipogeos eran personajes de alto rango que gustaban de joyas y de la fina cerámica griega, con la que probablemente ellos mismos comerciaban. En espera de que Baria reclame su puesto como enclave arqueológico singular que es  y podamos ver su ciudad romana y cartaginesa, os animo a que por lo menos visitéis la necrópolis y sus hipogeos, aquí os he dejado algunas imágenes de lo que podréis ver. #Arqueosaludos.

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